El duelo entre estrellas simplemente no se dio. A Cristiano sólo se le vio en un encontronazo con Guardiola. Fue el reflejo de todo su equipo. Arrasado, ahogado y totalmente desquiciado por un nivel de fútbol irrepetible. Messi no marcó pero estuvo como siempre genial, dio dos asistencias de gol, una de ellas a Villa, sublime. Messi demostró de nuevo que no se esconde en los partidos grandes, Cristiano volvió a meterse en el cascarón de las grandes ocasiones.
Cristiano empuja a Guardiola
En los banquillos, Mourinho se llevó el mayor repaso de su vida, nunca antes había encajado cinco goles y escogió una mala ocasión para hacerlo. El madridismo confiaba en la 'pócima mágica' del portugués y simplemente ese elixir no existió. Un equipo desorganizado, tácticamente superado y con cambios durante el partido que ponían en jaque la filosofía de uno de los entrenadores más laureados del mundo. El duelo de entrenadores lo ganó claramente Guardiola, el director de esta orquesta llamada Barça, a la que "sólo le falta música" según Mario Kempes. Pep es listo y esta vez ya estaba vacunado contra 'Mou'. Planteó un partido fiel a su estilo, presionando desde el minuto menos uno y tocando al primer toque a una velocidad de ensueño.
La otra nota positiva, sin duda, se llama Xavi. Guardiola es el director y Xavi lo es dentro del campo. El catalán dejó claro ayer que sería muy injusto que no le dieran el balón de oro. Sneijder no le llega a la suela del zapato con todos los respetos. Y si el mundo del fútbol es justo deberían darle el entorchado al gran Xavi, portador de toda una filosofía, que después de algunos años sigue dando resultados. Cruyff la trajo y Guardiola la sigue poniendo en práctica. ¿Producto agotado? De momento, veinte años dando resultados.
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